lunes, 29 de noviembre de 2010

Somos curiosos

Dicen que la curiosidad mata. Pero eso lo dicen quienes tienen algo que ocultar y no quieren que se sepa, quienes tienen miedo de la reacción del o de lo "curioseado" o escudriñado, sea persona o animal o cosa. O en última instancia son simples agoreros. La verdad es que la curiosidad nos ha convertido en seres humanos. Somos curiosos. Vistos desde dentro y desde fuera.
Si es desde dentro resulta que aún pudiendo hacer aquello que ansiamos, sólo deseamos hacer aquello que podemos y, aparentemente, nos conformamos; pero en el fondo nos sentimos, en el colmo de la incoherencia, frustrados. Mediocremente felices; pero frustrados, y ya sería un paso adelante que así lo asimilásemos y reconociéramos, porque a lo mejor nos rebelaríamos contra esa frustración; pero eso ya sería de nota.
Si es desde fuera resulta que, aunque estuviera mucha gente observándonos, a veces nos comportamos como si no la viéramos y hacemos necedades de forma casi involuntaria, y otras veces la vemos, la sentimos y seguimos haciendo necedades; pero de forma aún más grandilocuente y ostentosa. 
Sólo somos cuando estamos solos y hacemos autocrítica. O así debería ser. Porque sólo confiando más en nosotros mismos tendríamos más sencillo creer en los demás. 

lunes, 22 de noviembre de 2010

Nuestra condición

No sé la poca o mucha transcendencia que llegará a tener esta página o lugar personal; más, puede que sea una auténtica pesadilla el tener que entrar todos los días en ella para comprobar lo poco importante que es lo que pueda decir o reflexionar, porque a nadie lleguen a interesar mis cuitas. Al cabo, puede que sólo me interese a mí reflejar negro sobre blanco lo que pienso sobre las múltiples facetas de la condición humana. Acaso sólo sea vanidad por darme el gusto de leerme en un medio tan profuso, rápido y global como es este instrumento electrónico que procura la comunicación entre las personas casi en tiempo real, o sin casi. En cualquier caso, la decisión está tomada y más vale que me aplique en no resultar, cuando menos, aburrido.
¿Por qué he denominado a esta página o lugar con el título que antecede? Es una frase sacada de un texto de Friedrich Nietzsche de alguna de sus obras inmortales, no recuerdo cuál; pero que viene como anillo al dedo para dar pie a entablar una, espero, hermosa tertulia sobre la condición humana y su comportamiento en cualquier lugar y ocasión.
Porque el comportamiento del ser humano está mediatizado por su propia condición humana. Puede ser todo lo que quiera ser y hasta desear ser lo contrario de lo que en realidad es. De ahí sus contradicciones, nuestras contradicciones, la eterna lucha entre lo que se es y lo que se desea ser o lo que se cree que desea ser. Sólo el conocimiento de uno mismo, que diría el sabio Sócrates, puede darnos la pista para resolver el problema, en el caso de que lo estimemos como tal.
Pienso que una cosa es lo que queremos hacer y otra lo que es necesario hacer. Ahí es donde reside, en esa disyuntiva, la capacidad personal para comprometerse y para no dejarse arredrar o someter por lo contingente, por el azar, por un supuesto destino pre-escrito. Y saber decir NO es el principio del proceso para ser quien quieres ser, aunque te vaya la vida en ello.
En otro orden de cosas: en este lugar personal podremos hablar de lo que nos cumpla. He empezado hablando de filosofía, porque es una actividad tan humana como bellamente inútil. ¿Quién quiere saber las causas últimas de las cosas, sobre todo de las que hace o no hace el ser humano? Pero podemos hablar de lo más mundano, como de política, que eso sí que tiene utilidad (sobre todo para quien vive de ella), o de antropología, o de historia, o de arte, o de caminar, sí, de caminar y no sólo por los paisajes, también por los paisanajes. En suma, de todo. Sólo habrá una condición: mutuo respeto. Sin él es imposible la relación entre los seres humanos y con el medio que nos rodea, crea y modela.
Acabo de botar esta nave. Todo el que quiera, que suba a bordo. Feliz singladura y que los vientos le sean propicios al cascarón y al contenido.